29 Mar 4.- Que hago con la mente
Es la pregunta del millón, pero no te preocupes, no conozco a nadie que medita de forma habitual que no me diga que se siente mucho mejor desde que lo hace.
Para relajarnos un poco de exigencias mentales, es bueno que sepamos que no por meditar e incluyo aqui también la práctica de Yoga, necesariamente voy a evitar los pensamientos.
No puedo evitarlos, ¡vale, esto ya me consuela más! pero si hay algo que puedo empezar a trabajar y es decidir que hacer con ellos una vez se muestran en mi mente, y sobre todo, volver al presente dándome cuenta que otra vez me perdí pensando de nuevo otra vez.
Cuando aparece un pensamiento, tengo dos opciones, uno es observarlo desde la distancia y aquí volvemos a la entrada del blog anterior, a no etiquetarlo como positivo o negativo o agradable o desagradable y una segunda opción es etiquetarlo con lo cual mi grado de conciencia se va a difuminar a causa del pensamiento y como consecuencia voy a salirme de mi centro de calma y de paz al enredarme con el.
Dicho en otras palabras, me pierdo, o dicho de otra forma, ¡donde deje el coche! ¡Donde deje las llaves! ¡Cerré la puerta con llave! ¿Que me dijiste?
Pensad en términos de energía, cada vez que le sigo la corriente a un pensamiento, lo estoy alimentando con lo cual este se va haciendo más grande y por ende voy teniendo menos consciencia. Recordad, pensamiento y conciencia son dos cosas distintas.
Seguro que os suena algún diálogo así, que raro que no me conteste el WhatsApp, ¿estará bien conmigo? Pero si yo no le hice nada, a ver si va a ser aquella vez que le dije que no me apetecia ir al cine e igual le pareció mal, pero debería entender que no me encontraba bien, no se, igual es una tontería o igual está… ¡¡Para!! en ese espacio de tiempo cerrasteis la puerta de casa y no prestasteis atención a si lo hicisteis con llave o apagasteis la luz de la cocina… ¡¡Y otra vez a empezar con el diálogo interno, de si debo dar vuelta o quedarme preocupado hasta que llegue a casa por la noche y mientras tanto nuestra vida sigue pasando perdiendonos más de la mitad de las cosas que nos suceden.
Por lo tanto, cuanto menos le siga la corriente a un pensamiento más presente me mantendré, menos energía le estaré dando y por inanición este se ira diluyendo y como consecuencia mi estado interno se restablecerá en estados de calma y paz. ¿Por que? Pues entre otras cosas por que sabré que he apagado la luz y cerrado la puerta con llave. ¡Es simple! Y luego decimos que meditar es complicado,
A todo esto habría que incluir la parte emocional, que como buen potenciador que es, si tengo emociones aflictivas no solucionadas, todo se multiplicará, y como consecuencia y sumado a lo anterior costará más volver a la realidad, pero sobre esto iré hablando poco a poco en futuras entradas al Blog ya que es imprescindible tener una buena inteligencia emocional.
Mala*: Compuesto por ciento ocho cuentas que sirve para contar la recitación de mantras. Tiene una cuenta más grande o llamada «Guru» que es donde inicia y termina el mala. Si recitar los mantras no es lo tuyo, te puede ayudar a contar respiraciones, pasando una cuenta cada vez que inspiro y otra cuenta a la vez que espiro. Si deseáramos hacer la meditación más larga pasaríamos una cuenta en cada respiración completa.
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